EXPRESO
EXPRESO – Lima, 30 de abril de 2023
NOVIEMBRE 2020 RECORDAR PARA NO OLVIDAR
Por Antero Flores-Araoz
Dice antiguo aforismo
judío “RECORDAR PARA NO OLVIDAR” y tiene toda la
razón, pues sino se deja constancia de las cosas tal como
sucedieron, se pierden en el tiempo.
Sin embargo, hay cosas que por su
connotación muchos quisieran olvidar, sobre todo los que fueron
tomados de incautos en noviembre del año 2020, inducidos a
protestar por la asunción de Manuel Merino de Lama a la
Presidencia de la República, como si ella no hubiese tenido
legitimidad.
Como el correr del tiempo es un
mecanismo que lleva a tomar los hechos con objetividad y hacer las
apreciaciones lo más sensatas posibles, me impuse la
obligación de escribir algunas líneas sobre lo sucedido,
ya que por breves días presidí el Consejo de Ministros.
Comenzaré por el final: las
protestas en cuestión fueron graves y generaron la renuncia del
gabinete ministerial de Manuel Merino y la de este último a la
Presidencia de la República, para evitar más hechos de
sangre, como evidentemente se logró.
¿Cómo se llegó a
ello? Pues bien, por 105 votos a favor, 19 en contra y 4 abstenciones,
el Congreso de la República declaró la vacancia de Martin
Vizcarra, mediante la Resolución del Congreso N°
001-2020-2021-CR del 09 de noviembre de 2020.
Luego de asumir formalmente la
Presidencia de la República, Manuel Merino como Presidente del
Congreso, en legítima sucesión constitucional del cargo,
me visitó, acompañado del entonces parlamentario Otto
Guibovich y alguna persona más, para invitarme a que lo
acompañe en la conducción del país como Presidente
del Consejo de Ministros.
Acepté el encargo, debiendo
proponer al Consejo de Ministros. Las motivaciones que me llevaron a
aceptar el encargo fueron varias, una de ellas porque Manuel Merino es
una persona seria y correcta, habiendo compartido con él
responsabilidades parlamentarias durante varios años.
Además, no era la primera vez que era convocado para el cargo ya
que dos veces Alejandro Toledo lo solicitó, teniendo como
testigos a Carlos Bruce y Javier Reátegui, aunque no
acepté la convocatoria. Tiempo después también lo
hizo Pedro Pablo Kuczynski, lo que pueden atestiguar Susana de La
Puente y Fernando Zavala, aunque no se llegó a cristalizar por
motivo no imputable al invitado.
Adicionalmente contaba con experiencia
ministerial y al haber candidateado en el 2016 a la Presidencia,
tenía claridad en lo que se debería hacer con un plan de
gobierno factible de ejecutar, aunque por la brevedad del encargo de
Manuel Merino -ocho meses- tenía que concentrarse en lo
más urgente.
Lo urgente y a la vez importante para
mí era resolver el problema de la vacunación contra el
COVID 19, pues durante el gobierno de Vizcarra ello fue un desastre de
tristes recuerdos. También era necesario reactivar la
economía nacional, pues por el exagerado confinamiento social
durante la pandemia, se cerraron empresas y quedó mucha gente
desempleada. Igualmente era menester reiniciar las obras
públicas inconclusas y destrabar la abusiva tramitología
que postergaba infinidad de emprendimientos. Se debería generar
corriente de opinión para quitar obstáculos sociales a
las actividades extractivas y, por último, que existiera
tranquilidad social para que las elecciones programadas para el 2021
fueran serias.
El cargo de primer ministro lo
juramenté el 11 de noviembre, luego de haber concertado con
Manuel Merino en tiempo récord, un gabinete de gente impecable,
competente y comprometida con el país. Algunos decían que
había demora, pese a que se hizo en menos de un día, que
comparando con presidentes elegidos en segunda vuelta en junio,
tenían hasta el 28 de julio para nominar gabinete, nada menos
que mes y medio.
Los integrantes de quienes me
acompañaron en el gabinete juramentaron el 12 de noviembre y, el
primer acto del mismo fue aceptar la propuesta que les hiciera,
compartida con Manuel Merino, para ratificar la fecha de convocatoria a
las elecciones generales programadas para el 2021, acreditándose
en ésa forma que el gobierno era de transición y sin
ánimo de mayor permanencia que la legal.
El gabinete de aquel entonces
aprobó una norma para flexibilizar el confinamiento social, cuyo
proyecto habíamos encomendado al ministro de salud Abel Salinas,
quien además estaba con la Cancillería y el Sector
Economía tratando de solucionar el grave tema de las vacunas,
que había quedado pendiente durante la gestión
vizcarrista.
Lamentablemente las marchas contra la
asunción de Manuel Merino a la primera magistratura del
país se tornaron violentas como todos sabemos, instigadas por
gente de mal vivir y vándalos, respaldadas por algunas
organizaciones políticas con propósitos non santos,
financiadas por sabe Dios quienes y, agredieron a la Policía,
hirieron a miembros de las fuerzas del orden, incendiaron porta tropas,
patrulleros y motocicletas y, propiciaron serios daños en
propiedad pública y privada.
Quienes concurrieron a las marchas,
incluso los que lo hicieron de buena fe, tuvieron una acción
común, esto es incumplir el estado de emergencia que
existía en aquel entonces y que había ordenado el
gobierno anterior, con suspensión del derecho de reunión,
como son las manifestaciones y marchas.
Increíblemente el servicio de
inteligencia estaba en Belén con los Pastores, o quizás
en la luna de Paíta, pues convocado para que diese explicaciones
y sugiriese acciones, solo decía generalidades.
Extraño, como extraño fue el apoyo de ciertos gremios
empresariales a los actos de protesta.
El Congreso que había entregado
la Presidencia de la República a Manuel Merino, con superlativa
votación, le quitó el respaldo y los congresistas a cada
rato manifestaban que no darían voto de confianza al gabinete
ministerial. Los mismos compañeros de la bancada parlamentaria
de Merino, fueron los primeros en quitarle apoyo, pese a que
habían estado merodeando en Palacio de Gobierno en
búsqueda de ministerios, al igual que algunos de otras bancadas.
Como se ha señalado, la
renuncia formal del gabinete y de Manuel Merino aquel 15 de diciembre
de 2020, no se debió a que hubiesen dos muertos, sino para
evitar muchísimos más. Además, los fallecidos no
lo fueron por órdenes ni del presidente ni de sus ministros ni
de los mandos policiales como está probado, sino probablemente
por personas infiltradas en las marchas, que contaban con armas
regulares y hechizas, bombardas, avellanas, piedras, huaracas y hondas
entre muchos otros elementos de agresión. Lo insólito, la
alcaldía de Lima dijo que no funcionaban las cámaras de
video seguridad que pudiesen atestiguar la autoría de los
decesos.
Penoso que dos personas perdieran la
vida, pero sorprendente es que Francisco Sagasti que sucedió a
Manuel Merino, los declarase héroes, pese a sus deplorables
antecedentes que no repetiré, uniformándolos con nuestros
reconocidos héroes Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Alfonso
Ugarte y José Abelardo Quiñones.
La noche anterior a la renuncia
formal, a través de la televisión y las radios
tomábamos conocimiento que algunos ministros dejaban el cargo,
siendo cada cual dueño de sus temores. Ello también
contribuyó a la renuncia general del día siguiente.
En los pocos días de
gestión, se instruyó al Sector Economía y Finanzas
para que estableciera los reales ingresos fiscales para enfrentar la
reactivación económica y la ayuda social a las familias
afectadas por la pandemia y sus consecuencias tanto laborales como
económicas. El Sector Inclusión Social fue encargado a
determinar las necesidades inmediatas y mediatas para resolver,
así como la ayuda a los afectados por la pandemia.
Tarea también importante era la
internacional, a fin de que el nuevo gobierno del Perú fuese
reconocido por otros países y organismos internacionales, para
lo cual destacó el recuperar la participación peruana en
el foro de APEC. En la OEA de inmediato se licenció a nuestro
representante, que era político, y en su reemplazo se
nombró al embajador ante los Estados Unidos, Hugo de Zela, con
retención de dicha responsabilidad.
Se promulgó en esos días
algunas leyes, destacando la 31068, para disponer de parte de los
fondos pensionarios, a fin de aliviar la situación
económica de infinidad de familias.
Un tema pendiente de investigar es el
comportamiento de cierta prensa, no toda por cierto, con visión
sesgada de los hechos y que la forma repetitiva, casi permanente, de
dar cuenta de las marchas, inducía a la mayor presencia
ciudadana en ellas. Es posible que dicha actitud fuese la
respuesta a la intención gubernamental de no usar el avisaje
público, salvo para lo que fuese legítimamente
indispensable.
Algunos medios de prensa estaban dale
que dale que el autor de esta nota había concurrido a local
policial para instar a que nuestras fuerzas policiales actuasen con sus
armas contra la población civil. Como se dice, falso de
toda falsedad, pues está la grabación en que literalmente
dije: “En mi encontrarán siempre un defensor y les
agradezco que siempre procedan en cumplimiento de los Derechos Humanos
y de los protocolos, evitando lógicamente que haya daño,
pero reaccionando cuando haya que reaccionar”.
En algunos medios de prensa se
afirmó que estaba favoreciendo a la Telefónica con una
Resolución, que ni siquiera había firmado, pero que era
una más de las cientos similares que se habían emitido
desde antes de nuestra gestión por el MTC. También se
dijo que era abogado de universidades, olvidando que, al juramentar el
cargo de ministro, él es a tiempo completo y dedicación
exclusiva, por lo cual todos los asuntos profesionales que se llevaban
dejaron de patrocinarse.
Se nos acusó de haber
desaparecido manifestantes, pero luego la propia Defensoría del
Pueblo afirmó que no hubo desaparecidos y que los supuestamente
manifestantes no encontrados, estaban bien. Esto corroborado por la
Ministra de Justicia, que encomendó visitas por especialistas a
las Comisarías de los lugares de las concentraciones populares.
Llegaron a nuestro país para
conocer los hechos, delegaciones de diversas organizaciones
internacionales, con sesgo izquierdoso y con evidente mala
intención, pues se reunieron con todos, menos con quienes
integraron el gobierno de Manuel Merino.
No encontramos personal en los
ministerios, salvo los edecanes y algunos otros contados con los dedos
de una mano y nadie nos entregó el cargo, pues los anteriores
ministros desaparecieron por obra de magia, sin cumplir con dicho
trámite legal, que nosotros si hicimos con quienes nos
sucedieron en el gabinete de Violeta Bermúdez.
La Fiscalía de la Nación
conducida por Zoraida Ávalos nos inició de inmediato
investigación, y al no encontrar acción alguna de nuestra
parte que fuese delictuosa, nos acusó ante el Congreso ya no por
acción sino por delito de omisión, como si
tuviésemos la obligación de ser custodios de la vida de
los ciudadanos. El Congreso con buen criterio rechazó la
acusación.
Es probable, como dicen algunos
sociólogos y sicólogos, que la concurrencia a las
manifestaciones fuese facilitada por el estado de ánimo general,
en que se abría a la gente una ventana de oportunidad, para
dejar su confinamiento y salir a las calles. Lo cierto es que muchos de
los protestantes de aquellos días, hoy reconocen la legitimidad
del gobierno transitorio de aquel entonces y el civismo de asumir
funciones gubernamentales en tiempos complejos. Olvidaron incluso el
insulto de esos días: “viejo lesbiano”, a lo que se
podría contestar: viejo si, pero lesbiano imposible.